Yo trato con China, pero es que...

tengo tanto sueño que se me cierran los Jojos, luego de 2 minutos de comenzar a empujar las teclas del ¨keyboard¨. Esta semana estoy de primera dama de nuevo, mi jefe esta en un entrenamiento y yo estoy interino. Krajo, esto ha sido candela, pues es trabajo y más trabajo. No se a quien se le ocurrió un entrenamiento en medio de la temporada alta...pero vamos al mambo...

Como dije en algunos de los comentarios de otros post sobre China, visitarla es toda una experiencia, y más cuando es un viaje en el que tu tienes la opción de hacer tu itinerario y perderte entre la gente del lugar.

Nosotros fuímos con un grupo de 19 personas, que organizó una doña de la embajada de Colombia. Eramos 2 españolas, una familia colombiana de 3, una colombiana-jamericana y sus dos hijos, una mexicana, una chilena 2 gringas, una familia koreana de cinco y nosotros, 2 puertorriqueños. Como la mayoría eramos hablantes del idioma de castilla, nos haciamos sentir por lo alborotoso que eramos, alegres y la riseria de las doñas españolas, que de cualquier cosa formaban un vacilón. A excepción de las gringas, la colombiana jamericana y nosotros, los demás eran diplómaticos de sus respectivas embajadas. Eso no fue razón para dejar de reafirmar que en cada latino hay un hideputa de bolsillo. Eso quedo demostrado, en la manera que acosaban a los venderores y vendedoras de los mercados, pues de víctimas, pasamos a ser victimarios. Entre los técnicas de acoso mercantil, demostradas por el colombiano, bautizado en buena lid - el hideputa de bolsillo, maestro de la salamería y el vacilón- la más útil era lograr que los mercaderes de la piratería china, te vendieran a un 10% o menos del precio original que te ofrecian . En tales actividades, mi esposa se graduó magu cum laude. Durante cuatro dias fue la mujer más feliz del universo, pues llegamos a China con una mochilita y salió con tres maletas de prendas, zapatos, carteras y accesorios nesarios para ella y sin ningún uso para mí. Yo solo necesito un par de zapatos negros y unos de tono marrón, cartera de cualquier color, una mudita de ropa que no ofenda al que me mire y una correa negra, accesorio de color universal para una buena combinación.

Una reflexión importante del proceso fue reconocer el hecho, de que como era cuestión de contribuir con la piratería global, jamás de los jamases debes pagar como si fuera original, aunque los vendedores se razgaran sus vestidos diciendo que eran genuinos. Yo les aseguro que los chinos de estos mercados son los maestros de la falsificación de Montblanc, Ray ban y cuanta marca de diseñador te puedas imaginar. Quien sabe si ya han clonado a gran parte de los occidentales y los tienen en granjas de producción y venta de productos falsos, buenos y baratos, con el que llenarán las arcas del gobierno de People´s Republic of China.

Ya lo dijo Hu Jintao, ¨Pa´tras ni pa´coger impulso...

En cuanto a las visitas a la sitios históricos, sólo fuimos a las murallas, cercanas a Beijing, una tumbas de no recuerdo quien (mi esposa me dijo que memin o ¿Ming?, un taller de Cloisonne, la ciudad prohibida y pasamos corriendo por la plaza de Tianamen. En el hotel Dongfan, de castigo por llegar temprano, nos dieron suites, si asi como escuchais, suites con sala, dos baños y una cama kinki size.

El desayuno, un bufete incluido en la oferta de estadía, era un menu occidental y oriental, aunque aquí había que luchar con los cientos de viejitos que se levantaban temprano y caminaban de prisa, cosa de reservar para sus esposas, al chef que preparaba los juevos custom made. Imagino que cuando yo sea viejo, también andaré de prisa y comeré como si fuera el último dia del mundo. Yo me encargaba de cederles todo el espacio y el tiempo que quisieran, antes de yo poder agarrar aunque fuera una rebanadita de pan sin mantequilla. My friend, ya ellos pagaron su cuota en el pejae que apenas estamos empezando nosotros. Ahora les toca a ellos, vivir de verdad.

La comida era un menu Schezuan, sabrosa y baratísima, imaginate comiamos, como todo un emperador y emperatriz, de esos que mataban a sus sirvientes si la comida llegaba fría.

En fin, disfrutamos mucho a pesar de mis peleas con los taxistas, tanto que ya estamos haciendo planes con el grupo, para regresar en octubre y además de ver más lugares históricos, volver a martirizar la paciencia de los vendedores...