Un dia de suerte...

Hoy mis disfunciones motoras estan en todo su apogeo. Rompí el celular del trabajo, ahora tengo que pagarlo. Solo a mi se le ocurre poner 2 celulares y un llavero con mas de 20 llaves en un solo bolsillo. Luego, como andaba con prisa, al intentar abrir la puerta del carro agarré una esquina de una cubierta plástica en la ventana y al halarla la arranqué y, eso que no tomo gingsen desde hace tiempo, porque me pone super hiperactivo.

Al medio dia fuímos a comer a un restaurant de mesitas enanas y al recostarme en una pared, le hice un boquete con el codo, gracias a Dios que solo unas compañeras se dieron cuenta y empezaron a reirse. Casi me chotean, pero les dije que si no decian nada les daba pon, de vuelta al trabajo. El soborno sano siempre es bueno, pues no tuve que pasar mucho trabajo para convencerlas, ya que en estos dias el sol ha estado aprovechándose de los hoyos en la capa de Ozono y nos tiene la piel coloraita y con mucho calor.

Hablando de comidas y cacheteros. La comida de hoy fue una celebración de una compañera y compañero que recibieron una promoción, la cual incluye un pequeño aumento de salario. Como a los koreanos les gusta el cachete del mastiqueo y la bebelata; la costumbre es que que el que recibe una promoción tiene que llevar a comer a los compañeros de trabajo. Estamos hablando de que fueron de veinte a veinticinco cacheteros, incluyendo a éste que aquí teclea. Mi jefe y yo acordamos que le daríamos 30,000 won (aproximadamente $40.00) de nuestra parte, porque consideramos injusto y absurdo que una muchaha a punto de dar a luz y cuyo salario no es muy alto, tenga que estar llenando las barrigas de gente que gana más dinero. Aunque le dijimos que no tenía que hacer eso, dijo que era casi obligatorio, porque ya los demás estaban comentando que como era posible que todavía ellos no habían ofrecido la comida en celebración de la promoción.

El jefe piensa hablar con el director asistente para tatar de evitar esa costumbre, pues la nueva generación necesariamente no quiere seguir con ciertas prácticas. Yo, aunque prefiero no intervenir con las costumbres o prácticas de un lugar o cultura, estuve de acuerdo con el jefe y le deje un dinero debajo de la computadora; él jefe fue antes y le dijo que si no aceptaba el dinero no iriamos a la comida. Claro, lo hicimos sin que nadie se diera cuenta, porque se abochornaría si los demás se enteran. Hay costumbres que matan pero...

Oye hablando de lo absurdo, leyeron la noticia de que el Jefe supremo Agueybana III, demandó al gobierno federal por 515 millones, así que to' el mundo a chequarse el desoxirribonucleico y pedir que se convierta en una de clase.....jajajaja!